Henry Hernández
Muchos creen que el fascismo es algo extraño a nuestra cultura y los medios imperiales han fijado en la mente del colectivo occidental la imagen nazista para circunscribirla casi exclusivamente a Hitler y su nefasto régimen criminal. Pero esto es solo una manera articulada para desviar la atención pública de las actitudes fascistas en el comportamiento humano, donde el individualismo se abraza con el racismo, y la exclusión de la mayoría del pueblo en la toma de decisiones públicas, que van de la mano con el sometimiento de las masas a través de la coerción policial impulsada por el poder económico y religioso imperante.
Esto no es nuevo, tenemos la historia de la España republicana, que osó deslastrase de la corona hispana provocando la triste guerra civil, donde Francisco Franco arrasó con quienes en libre elección decidieron tener una República con una constitución democrática. Miles de asesinados fue el saldo de esta guerra intestina que fue además campo de pruebas para los ejércitos de Italia y Alemania quienes aprovecharon la ocasión para ensayar con su maquinaria bélica para lo que sería casi de inmediato la segunda conflagelación mundial; esta injerencia descarada fue apoyada por Franco dada su hermandad ideológica falangistas con los nazistas; el franquismo y todos estos grupos son sinónimos de fascismo, porque esta conducta conlleva una ideología que hoy sintetizamos como grupos de derecha, donde incluso pueden ser de variopinta conformación política, ya que en la mente de estos seres, no hay nada por encima de ellos para someter a las mayorías, esto conlleva aptitudes donde el odio político, la disociación social y el sometimiento a una corona, religión o imperio les garantiza a la oligarquía criolla su estabilidad y poder local; a cambio de ello ignoran el saqueo de intereses transnacionales a toda materia prima de interés para estos poderes fácticos.
En ese fascismo concluyeron Alemania, Italia y Japón con sus ansias imperiales, para desviarse posteriormente a los EEUU, Reino Unido victoriosos de la contienda para dar inicio a la llamada Guerra Fría, donde la confrontación se extendió a la antigua URSS. Allí la meta no fue obtener territorios sino utilizar los estudios y acciones conductuales nazistas para invadir con nuevas técnicas los países en conflicto, incluso a los nacionales de sus propios países para alinearlos al sistema de poder.
Acá en Venezuela desde la misma explotación transnacional del petróleo, la cultura dominante fue la que impuso EEUU; todo lo que interfiriera en sus intereses fue atacado. Desde golpes de estado hasta asesinatos fueron empleados para dominar. A eso llegamos a la era chavista, donde el racismo y la desvalorización de sus dirigentes es posicionado por los medios de comunicación privados de manera grosera y negativa, pues para ellos el nuevo “régimen” les había excluido de la toma de decisiones en la conformación de gobierno, minimizando su poder de decisión sobre los asuntos públicos. Nunca en estos 17 años han aceptado la majestad del poder presidencial; para ellos los sustantivos “mono, negro, macaco, bruto, pobre, zarrapastrosos, y otros son utilizados como adjetivos para quienes dirigen el gobierno bolivariano; incluso no es nuevo querer salir del presidente a como dé lugar, llegando al “golpe mediático” en conjunción con sectores militares, económicos, sindicales y la cúpula de la iglesia católica.
La solicitud para que el presidente renuncie de manera casi obligada y prepotente, es un hecho de característica fascista, porque esta posibilidad es de exclusiva decisión personal, y bien sabemos que toda la presión económica, mediática, religiosa y política ejercida hasta hoy no han hecho mella sobre, no solo, en el presidente, sino que ha servido para cohesionar al chavismo que estuvo alejado por la situación económica y hoy entiende que el voto castigo a quien castigó fue precisamente a las grandes mayorías, que solo desean vivir en paz y mantener los avances sociales que Chávez y Maduro han logrado para la Nación.
Otro punto a destacar hoy es el rechazo popular y mayoritario contra una ley que pretende olvidar y desconocer las sanciones judiciales contra quienes asesinaron; traficaron con drogas para subvertir el orden establecido; incendiaron instalaciones públicas y privadas; estafaron a quienes depositaron su confianza en bancos quebrados intencionalmente para huir con millonarias cifras; a quienes han acaparado y traficado bienes de consumo masivo para desestabilizar el gobierno; en fin… incluso gente que Chávez indultó en su momento y hoy han reincidido en crímenes muchos de ellos de “lesa humanidad”; todo esto con un claro y prepotente imposición del “autoperdón”; copiado precisamente de las amnistías que implantaron Franco y Pinochet en España y Chile luego de sus sangrientas dictaduras, Por ello no se puede pasar la página en momentos en que ellos repetimos de manera prepotente exigen un perdón para luego demandar, según el texto en discusión, a quienes les acusaron? Cosa extraña no. … por ello #AmnistiaCriminalNoVa.
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