Henry Hernández Armas
Fracasos tras fracasos es la constante de una oposición que no ha entendido que el proceso que adelanta la mayoría del pueblo venezolano, está organizado y liderado por una vanguardia política y social claramente enrumbada para consolidar el modelo socialista propuesto por el gigante Hugo Chávez y continuado por Nicolás Maduro.
Son 17 años de vanos esfuerzos, que han derivado en crisis coyunturales, superadas en corto tiempo por esta revolución que ha aprovechado la obligada situación para vencer las debilidades e inexperiencias de una sociedad alienada a la cultura rentista y dependiente, impuesta por los poderes fácticos, quienes requieren que la Nación sea solo un proveedor de hidrocarburos y minerales a las grandes factorías transnacionales.
El fracaso de quienes desean volver a ese pasado, social y económicamente excluyentes, son ciegos ante los adelantos que la revolución ha realizado con éxito durante estos años. Ellos se autoalimentan en un marketing político lleno de falsedades, que poco éxito les ha dado, salvo la disociación conductual de sus seguidores, que llenos de odio deambulan como zombis minoritarios en colas y pequeños actos, cuando no en Guarimbas.
El último evento de la OEA no puede ser más patético; la oposición confabulada con el nefasto secretario general Almagro, intentaron en vano imponer la Carta Democrática contra nuestro país; la cancillera Delcy Rodríguez en una clara demostración de solidaridad latinoamericana bloquearon la intentona intervencionista, remitiéndolos al dialogo entre las partes, mecanismo que el presidente Maduro ha propuesto en varias oportunidades sin que haya tenido acogida entre esta oposición. Mas fracasos, han intentado destruir la economía hogareña con acaparamientos, bachaqueos y especulación galopante; en ello han tenido éxito relativo, pues es evidente que la población se enardece ante la falta de sus productos básicos, sin embargo aparecieron los CLAP, atacados de manera brutal por la oposición y la delincuencia organizada en la distribución; los CLAP en poco tiempo demuestran efectividad y da oportunidad para fortalecer la organización popular. Otro elemento ha sido el tema de las medicinas; nunca gobierno alguno ha garantizado una distribución de medicamentos; solo ahora existe interés en que las grandes firmas no monopolicen estos productos, el gobierno ha desplegado planes concretos a corto, mediano y largo plazo para atender estas necesidades de manera integral, pues si, bien está importando los rubros de necesaria urgencia, también se ocupa para organizar la transferencia tecnológica posibilitando la producción nacional que evite la importación. Y el éxito ya consolidado ha sido la Gran Misión Vivienda Venezuela, indetenible e incluyente, aun con las dificultades presupuestaria que atravesamos como país cumple a cabalidad sus metas.
Cómplices de la situación desestabilizadoras son las cúpulas de la iglesia católica y las fuerzas empresariales aglutinadas en ese factor antipueblo llamado Fedecamaras, ellos prosiguen alentando la insurgencia; ellos solo aspiran volver a manejar el poder para beneficio particular, desconociendo la soberanía nacional y usufructuar el tesoro nacional con las divisas petroleras; ellos se confabulan contra el pueblo llano y su desarrollo, por eso son antichavistas.
Ante este panorama, que la mediática nacional e internacional no descansa para proyectar falsas imágenes de país en destrucción, sin que logren el cometido de dividir el liderazgo nacional, atacando los poderes legitimidados en más de una decena de procesos electorales, el mismo que legitimó la Asamblea Nacional donde se atrinchera la oposición para continuar con los planes golpistas; solo queda seguir unidos, trabajando y atentos ante la injerencia imperial; apoyando a nuestro liderazgo nacional y su Fuerza Armada, en la comunión cívico militar que garantiza la institucionalidad y el proceso revolucionario legado por Chávez.