Geógrafo:
Joselino Serrano
El
desafiante marco situacional de crisis que atraviesa nuestra gran y querida
Venezuela, conduce a visualizar de manera inmediata una fórmula que produzca un
alivio a las angustias, que ya es difícil de esconder por miles y miles de
venezolanos en la adquisición de los productos de primera necesidad y los altos
índices de inseguridad. No se trata, ni se debe permitir la operacionalización
de formas fascistas que pongan en riesgo la vida de los ciudadanos, ejecutando terror mediático o paramilitarismo.
La salida, a esta situación es la de adoptar una posición
gerencial en lo político, económico y en el tema de seguridad, en comunión con actores de espíritu
nacionalista comprometido con su gentilicio y dispuesto a dar en herencia a sus
hijos y nietos una patria segura, de progreso y porvenir. Se tiene que producir
un dialogo sincero, con corazón
venezolano que definan compromisos entre las partes, y que dichos compromisos
sean capaces de generar indicadores auditables en las diferentes escalas que se
decida en las áreas que requieren especial atención.
La
evaluación, el seguimiento y control que defina la auditoría debe estar
sometido al manejo público, comprometiendo a los sectores en las metas y
proporcionándole toda la demanda que estos requieran para su consecución. Se
debe ver como una situación de emergencia nacional de responsabilidades
compartidas y donde cada actor debe dar repuesta, de acuerdo a sus
responsabilidades de ley ante la
ciudadanía. Evitar a toda costa una situación no deseada de orden interno es de
patriota, conocemos de estas situaciones y sus resultados. Fuimos capaces, y
con la verdad por delante de criticar viejos acontecimientos de muerte,
desorden y saqueos, escuchamos en muchas oportunidades al presidente Chávez que
esas situaciones no volverían a suceder en nuestra nación. En memoria a sus
aseveraciones, no podemos permitir en estos tiempo de revolución una tasa de
retorno de escenarios de mortandad, desolación y desesperanza; en donde dejemos
de vernos entre iguales, fracturando un derecho tan sagrado, como el de vivir.
Mientras
pase el tiempo y no hagamos nada, la cosa va hacer peor, llego el momento de
llamar las cosas por su nombre y como son, que cada quien marque su accionar en
el marco de sus responsabilidades y delegaciones de funciones, erradicar la
corrupción, impunidad y duplicidad funcional de actores de gobierno ayudaría a
minimizar este desorden que vemos a diario en los establecimiento, calles y
avenidas de Venezuela. No es posible que con tantos asesores, equipos de
expertos y profesionales con altos estudios no exista una propuesta de ataque y
contraataque a esta crisis, que no es sensacionalista es real y sirve de medio
para que grupo cargado de odio planifiquen actividades fuera de la ley que
ponen en riesgo la paz ciudadana, se sigue generando un debate público que se
está desgastando entre el gobierno y la oposición, sin llegar a puerto seguro.
Que se espera para reaccionar, son innumerables las expectativas que el pueblo
mantienen de sus gobernantes y no se puede caer en la distracción, son muchos
los empresarios honestos de este país al igual que mucho funcionarios que en su
trabajo son fieles practicantes de las buenas costumbre, fieles practicantes de
los valores morales y éticos; pues ellos son los que necesitan, ya que tienen
una visualización gerencial clara, sin trampa y sin sentido de la oportunidad
para el defalco. Acudamos a este sector que estoy convencido que son
representativo e iniciemos una nueva cultura en lo político donde reine, el hacer
bien por sobre toda las cosas invocando la Venezuela potencia que queremos.