Geógrafo Joselino Serrano
La resistencia al cambio, resulta ser el comportamiento más puntual que desde la administración pública se le está haciendo al modelo socialista. El funcionario público que no ha entendido que se está ante el desarrollo de un nuevo paradigma, tributará en sus acciones al degaste de la idea o modelo de gobierno, desde la atención al usuario hasta los procesos más complejos se cargan de una fuerte burocracia que minimizan los tiempos de respuesta generando descontentos y matrices negativas hacia la función gubernamental socialista.
Los manuales de procedimiento de cualquier instancia gubernamental por lo general son el producto de esquemas clásicos de planificación cuarto republicanos, con unos niveles de complejidad indescriptibles, que llegado el momento de interpretar su operacionalización el ejercicio gerencial se ve interrumpido por cambios en el personal u otra situación del día a día en la administración pública.
El gobernante socialista, debe entender bien su principal misión que no es más que la de transformar. Se ve a menudo que estos camaradas se dedican a gobernar con equipos de confianza altamente ineficientes, ineficaces, aduladores y corruptos, sin claridad en la efectividad ni convicción y comprensión de la teoría del modelo socialista. Dicho gobernante, debe entender que la transformación choca frontalmente con intereses particulares, lo cual evitará la atomización e implementación de medidas necesarias de alto impacto positivo para el pueblo. El equipo apátrido que le hace compañía iniciará un proceso de saboteo para que estas medidas no lleguen a cumplirse, teniendo al final excusas vacías de toda sustentación técnica y política, pero que buscan culpables en terceros y hasta en la imaginación, estoy convencido que los equipos de trabajos socialistas no pueden ni deben ser un grupo de amigos, sino un grupo de camaradas con visión estratégica y comprometido con la transformación llevando por delante la bandera del bienestar, y por consiguiente de sus ciudadanos, fieles a las buenas costumbres, valores, moralidad y ética socialista. Los procesos de transformación deben ser controlados desde que se piensa hasta que se ejecuta y delegada en un actor con fuerte convicción socialista vinculado a la idea, a fin que este pueda impregnarle el espíritu de cuerpo necesario, pudiéndose materializarse sin novedad. Los mecanismos de controles y supervisión deben ser capaces de medir causa, efecto, impacto, alcance y su relación con el medio biótico, sin dejar de lado el más importante, me refiero, al político pues es a través de este que validamos el modelo.
Por último, comparto la opinión de un gran y querido amigo socialista que ayudó en gran medida a mi formación de izquierda nacido en el estado Monagas, me decía “el barril petrolero puede llegar a trescientos dólares y podemos vender todos los recursos mineros de la nación y no se va a solucionar el problema al contrario se va agudizar más, porque en estos momentos priva la deshonra y el saqueo, esfumándose de manera exponencial en muchos de nuestros dirigente la moral, el compromiso y la ética socialista. Según la Biblia robar es un pecado, cuántos de nosotros los socialista tendrán esta condición.
Los manuales de procedimiento de cualquier instancia gubernamental por lo general son el producto de esquemas clásicos de planificación cuarto republicanos, con unos niveles de complejidad indescriptibles, que llegado el momento de interpretar su operacionalización el ejercicio gerencial se ve interrumpido por cambios en el personal u otra situación del día a día en la administración pública.
El gobernante socialista, debe entender bien su principal misión que no es más que la de transformar. Se ve a menudo que estos camaradas se dedican a gobernar con equipos de confianza altamente ineficientes, ineficaces, aduladores y corruptos, sin claridad en la efectividad ni convicción y comprensión de la teoría del modelo socialista. Dicho gobernante, debe entender que la transformación choca frontalmente con intereses particulares, lo cual evitará la atomización e implementación de medidas necesarias de alto impacto positivo para el pueblo. El equipo apátrido que le hace compañía iniciará un proceso de saboteo para que estas medidas no lleguen a cumplirse, teniendo al final excusas vacías de toda sustentación técnica y política, pero que buscan culpables en terceros y hasta en la imaginación, estoy convencido que los equipos de trabajos socialistas no pueden ni deben ser un grupo de amigos, sino un grupo de camaradas con visión estratégica y comprometido con la transformación llevando por delante la bandera del bienestar, y por consiguiente de sus ciudadanos, fieles a las buenas costumbres, valores, moralidad y ética socialista. Los procesos de transformación deben ser controlados desde que se piensa hasta que se ejecuta y delegada en un actor con fuerte convicción socialista vinculado a la idea, a fin que este pueda impregnarle el espíritu de cuerpo necesario, pudiéndose materializarse sin novedad. Los mecanismos de controles y supervisión deben ser capaces de medir causa, efecto, impacto, alcance y su relación con el medio biótico, sin dejar de lado el más importante, me refiero, al político pues es a través de este que validamos el modelo.
Por último, comparto la opinión de un gran y querido amigo socialista que ayudó en gran medida a mi formación de izquierda nacido en el estado Monagas, me decía “el barril petrolero puede llegar a trescientos dólares y podemos vender todos los recursos mineros de la nación y no se va a solucionar el problema al contrario se va agudizar más, porque en estos momentos priva la deshonra y el saqueo, esfumándose de manera exponencial en muchos de nuestros dirigente la moral, el compromiso y la ética socialista. Según la Biblia robar es un pecado, cuántos de nosotros los socialista tendrán esta condición.