Emigdio Malaver
" Con mi botellita e’ron/ salgo a parrandear/ agarro mi cuatrico compae’ / y me voy a gozar nada más / Son para gozarlas/ estas navidades/ porque el año que viene/ se acaban los pesares… Pedro Cuartilla oyó esta parranda en el programa "Festín Navideño", que transmite su emisora predilecta Mundial Margarita(1020AM, 92.9FM y www.radiomundial.com.ve) y la cinta de la memoria se devolvió y recordó aquellas pascuas de su pueblo, donde la amistad florecía en cada esquina y celebraba y se llegaba hasta el Bar Tropical y ahí estaba el amigo Pablo Moya al lado de la Rockola, escuchando a la margariteña Tania, con su canción contagiosa que invitaba a compartir con los amigos.
El periodista detuvo su pensamiento y observó un Colibrí que se tomó la copa del néctar de una Ixora a una velocidad asombrosa, y se dijo: "Ahí está la belleza de la naturaleza en raudo vuelo". Y mientras tanto escuchaba ahora: "Si la mar fuera de ron/ y la orilla de cerveza/ me tirara de cabeza/ como un pájaro buchón/. Y volvió a sus evocaciones y observó a sus amigos haciendo un sancocho y compartiendo unos ratos inolvidables, que provocaban romper la barrera del tiempo e introducirse al pasado y estar ahí, donde todo era más sano, donde el odio y los rencores por nimiedades no existían; al contrario, todos sin distingos de credo, se divertían, conversaban, tocaban, cantaban y hasta improvisaban versos. Pero lo más divertido era que ciertos personajes distraían a los presentes y al menor descuido, se robaban la olla del sancocho y aquello era una búsqueda infructuosa que al final después de la calentura, sólo quedaba en reconocer la habilidad de esas personas para organizar esos planes para desaparecer el condumio.
El periodista volvió al presente y como estaba en el garaje de su casa, observó la impresionante belleza de una flor de cala, oyó el canto de un cardenal, y luego se montó en su viejo malibú y arrancó con rumbo hacia Juangriego, donde tenía que hacer unas compras, y al pasar por la plaza de Tacarigua, que estaba sola y triste, pensó: "Ahí, en tiempos pasados, compartí muchos momentos gratos con mis amigos. ¡Qué épocas aquellas¡", y siguió su ruta hacia la ciudad crepuscular.