Henry Hernández Armas
He asumido con plena conciencia, por encima de la filiación sentimental, la lucha y defensa de un proceso el cual es inédito por su característica geopolítica y la dialéctica que ella genera. No es fácil en estos momentos de crisis social y económica, impulsada por poderosos sectores fácticos multinacionales, que desean imponer sus políticas particulares, que en nada contemplan el bienestar popular, enfrentar esta difícil situación coyuntural, porque estos factores conocen y manipulan las debilidades del ser humano y es allí donde han atacado con notorio éxito.
Sin embargo, esto no significa que ellos tengan razón, aun cuando la alienación cultural en un país donde buena parte de su clase media se identifica con los patrones consumistas y derrochadores impuestos por las grandes empresas transnacionales de la comunicación social y recreativa dominantes del mundo actual, hicieran parecer como natural el esquema neoliberal de esa “economía capitalista salvaje” tal como hasta el mismo Papa ha denunciado.
Y a propósito del Día del Periodista celebrado el 27 de junio, es propicia la ocasión para llamar a la reflexión de los periodistas, opinadores, dirigentes y voceros de la revolución, a que tengamos en cuenta del mal en que caemos cuando no impedimos que la información se manipule, generándose matrices de opinión que debilitan el proceso en marcha; esto nos convierte, por efecto, en espejos de la tergiversación mediática impulsada por los poderes fácticos en contra de la Revolución. Y no es que neguemos el desabastecimiento, las carestías y hasta la corrupción que impera en algunos sectores responsables de llevar bienestar a la población, no, es asumir la lucha para que esto no se haga “normal” y que permita fortalecer el discurso opositor, responsable en buena medida de la situación.
Son momentos muy difíciles, donde nuestra dirigencia gubernamental y política a veces pareciera no dar con respuestas contundentes y asertivas, a ello podemos indicar la positiva movilización popular que ha servido de contención contra la estrategia golpista de la oposición radical; igualmente el rol de nuestra excelente representación diplomática que impidió consolidar el avance de la injerencia imperial desde la OEA; y otro punto es el avance de los CLAP como respuesta temporal a la producción y distribución de alimentos al pueblo. Estos son solo algunos elementos para sentir que el trabajo avanza, pero hay que desmontar un elemento que nos distrae para fortalecer la unidad revolucionaria y es el de la imagen negativa contra el presidente Nicolás Maduro Moros, impuesta por la maquinaria mediática de estos poderosos factores manejan a su antojo.
Una estrategia sencilla pero eficaz, se ataca al presidente de manera individual para dividir opiniones; que no es Chávez, que Chávez era mejor, que es burro, ineficaz, colombiano, en fin cualquier adjetivo malicioso para desvalorizar el trabajo que hace el presidente por delegación del mismo Comandante Eterno. Y todo con un solo fin, dividir y desmoralizar al chavismo para destruirlo. A ello se agregan los que con boina roja roban bienes y se aprovechan del cargo para beneficiarse económicamente, creyendo que saldrán airosos de la debacle… ¡más ilusos!.
En toda guerra aparecen las “quinta columnas” insertas en el mismo frente donde batallamos; son fáciles de observar porque lo sustraído no lo pueden esconder permanentemente, pero ojo a veces aplican lo del veterano ladrón que grita ¡allá va el ladrón! para desviar la vista y correr en sentido contrario. Lo cierto es que habrá que fortalecer aún más la contraloría social y evitar caer en el pesimismo lo cual nos hace presa fácil del discurso opositor, que toma las colas para vociferar en contra del presidente y nuestra revolución. Por ello levantemos nuestra voz y asumamos el empoderamiento organizado como herramienta para la defensa de nuestro proceso, que debemos consolidarlo día a día como parte de la inequívoca responsabilidad histórica que tenemos.
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