GEÓGRAFO JOSELINO SERRANOJoselino.serrano@gmail.com
@jmserrano73
Seguimos insistiendo en métodos o comportamientos de vida, que suponen ser los modelos perfectos para realizarnos como civilización, se cree que para el logro del éxito se debe ir contra elementos animados e inanimados, imponiéndonos a estos por el supuesto pensamiento “racional” que se dice tener y artificios tecnológicos que hacen del hombre un ser con poder. El equilibrio y la armonía son dos factores que dibujan un marco de felicidad con alcance indescriptible, ambos términos demandan de las poblaciones humanas el reconocimiento del significado que tiene la sostenibilidad y sustentabilidad ambiental, en cuanto al uso y manejo de los recursos naturales renovables y no renovables. El ambiente no puede ser visto como un agente a intervenir de manera aleatoria o para el ensayo y error.
Preocupa cómo la necesidad económica se presta para el diseño de políticas intervencionistas de los recursos naturales, generando un impacto físico, social y cultural en innumerables paisajes, dignos de ser apreciado y conservado por nuestras generaciones presentes y futuras. Son muchos las personas, grupos e instituciones que tienen una ponderación racional del significado de la conservación y preservación del ambiente. La connotación histórica del ambiental por nuestro ancestro registran un profundo respeto, una muestra de eso se valida al ver como algunos elementos naturales eran visto como dioses, a los cuales le temían brindándole el mayor de los respeto. En mi condición de izquierdista puedo deducir que la tesis socialista es vinculante con la protección en el uso y manejo ambiental. El capitalismo requiere de generar grandes flujos de operaciones financieras provenientes de la producción de bienes derivadas del mágico y escenario mundo brindado por los recursos naturales, capaces de articularse de manera fascinante para la conformación de pasajes únicos en el planeta.
Ernesto Ché Guevara insistió en la tesis de la creación de un nuevo sujeto histórico, con contenido y sensibilidad humana, perfilo en quienes decimos ser socialista una forma distinta de actuación ante nuestros iguales, buscando que esa forma fuera contagiosa de las buenas costumbres en lo ético y lo moral. Este deseo no deja por fuera el tema ambiental que el presidente Hugo Chávez respeto cada día en su vida presidencial, antes de su llegada era noticia publica la intervención a que era sometida o por someter a grandes extensiones de bosques tropicales con ecosistemas únicos en especies vegetales y animales, en esto hay que hacer referencia a Ticoporo, Caparo, Imataca, entre otros. Chávez fue garante, desde la constituyente del valor y riqueza ambiental que tiene el territorio nacional, promoviendo en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela un capítulo referido a los derechos ambientales, que origino el reconocimiento de los ambientalista de Venezuela. Hoy quienes dicen ser Chavista deben honrar ese deseo de respeto hacia la naturaleza que tenía el líder y por consiguiente, lo que para el significo reconocer los derechos de los pueblos originarios en nuestro territorio.
En lo particular, me opongo rotundamente a la intervención del arco minero de Guayana y a esta última loquera del sacrificio de animales con fines religiosos, el Dios para el cual me bautice es de amor y paz, no de sangre ni sufrimiento. Si tenemos que hablar de sacrificio ya lo hizo el hijo de Dios que murió en la cruz para el perdón de los pecados del hombre. Él requiere de nosotros el reconocimiento de nosotros como único salvador y cumplir sus mandamientos, adorarlo y glorificarlo en todo momento ese es el verdadero sacrificio, honrar su palabra y construir para su obra que no es más que la paz. Yo creo que el dios de la sangre, el sufrimiento y dolor es otro que vive en la oscuridad, a ese yo no le prendo vela ni le brindo pleitesía.
Preocupa cómo la necesidad económica se presta para el diseño de políticas intervencionistas de los recursos naturales, generando un impacto físico, social y cultural en innumerables paisajes, dignos de ser apreciado y conservado por nuestras generaciones presentes y futuras. Son muchos las personas, grupos e instituciones que tienen una ponderación racional del significado de la conservación y preservación del ambiente. La connotación histórica del ambiental por nuestro ancestro registran un profundo respeto, una muestra de eso se valida al ver como algunos elementos naturales eran visto como dioses, a los cuales le temían brindándole el mayor de los respeto. En mi condición de izquierdista puedo deducir que la tesis socialista es vinculante con la protección en el uso y manejo ambiental. El capitalismo requiere de generar grandes flujos de operaciones financieras provenientes de la producción de bienes derivadas del mágico y escenario mundo brindado por los recursos naturales, capaces de articularse de manera fascinante para la conformación de pasajes únicos en el planeta.
Ernesto Ché Guevara insistió en la tesis de la creación de un nuevo sujeto histórico, con contenido y sensibilidad humana, perfilo en quienes decimos ser socialista una forma distinta de actuación ante nuestros iguales, buscando que esa forma fuera contagiosa de las buenas costumbres en lo ético y lo moral. Este deseo no deja por fuera el tema ambiental que el presidente Hugo Chávez respeto cada día en su vida presidencial, antes de su llegada era noticia publica la intervención a que era sometida o por someter a grandes extensiones de bosques tropicales con ecosistemas únicos en especies vegetales y animales, en esto hay que hacer referencia a Ticoporo, Caparo, Imataca, entre otros. Chávez fue garante, desde la constituyente del valor y riqueza ambiental que tiene el territorio nacional, promoviendo en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela un capítulo referido a los derechos ambientales, que origino el reconocimiento de los ambientalista de Venezuela. Hoy quienes dicen ser Chavista deben honrar ese deseo de respeto hacia la naturaleza que tenía el líder y por consiguiente, lo que para el significo reconocer los derechos de los pueblos originarios en nuestro territorio.
En lo particular, me opongo rotundamente a la intervención del arco minero de Guayana y a esta última loquera del sacrificio de animales con fines religiosos, el Dios para el cual me bautice es de amor y paz, no de sangre ni sufrimiento. Si tenemos que hablar de sacrificio ya lo hizo el hijo de Dios que murió en la cruz para el perdón de los pecados del hombre. Él requiere de nosotros el reconocimiento de nosotros como único salvador y cumplir sus mandamientos, adorarlo y glorificarlo en todo momento ese es el verdadero sacrificio, honrar su palabra y construir para su obra que no es más que la paz. Yo creo que el dios de la sangre, el sufrimiento y dolor es otro que vive en la oscuridad, a ese yo no le prendo vela ni le brindo pleitesía.