viernes, 6 de mayo de 2016

Opinión: Ángeles


Henry Hernández

Soy un eterno agradecido de la vida, y doy gracias a Dios repitiendo como lo hizo la inmortal Mercedes Sosa cuando nos deleitó con la canción de Violeta Parra “Gracias a la vida”… que me ha dado tanto, me dio el corazón, que agita su marco, cuando miro al fruto, del cerebro humano, cuando miro al bueno tan lejos del malo…
Es por ello que me atrevo a escribir sobre seres hermosos que ese Dios amado nos envía para cuidarnos y proteger a quienes con su dulce compañía, no nos desampararan ni de noche ni de día… Creo en los ángeles, como creo en la vida eterna; en la naturaleza amplia y generosa; o en el día y la noche; sintiendo como siento una lágrima o como una sonrisa que sale del alma.

He sido testigo de su presencia y de su protección a través de otros seres que me han socorrido, y me han hecho participe de ese milagro de Dios cuando me ha tocado serlo para atender la necesidad del prójimo. Es así, este milagro divino solo se da cuando estamos en paz con el alma o cuando hemos hecho favores sin esperar nada a cambio; en otras palabras cuando amamos la vida y a nuestros semejantes; cuando somos sinceros y respetuosos de lo poco que Dios nos pide; agradecidos de lo que tenemos y compartimos solidariamente con quien necesita nuestra ayuda, sin esperar nada a cambio.
Por ello dedico estas líneas a quienes avivan odios sobre todo políticos. Aún con mis deficiencias y errores soy practicante del humanismo, de la solidaridad para con el necesitado; feminista por convicción y protector de los indefensos; igualmente amo a los niños y niñas, pequeños ángeles en formación. Amo la vida y el mundo que nos entregó el ser supremo. Sin embargo refiero un texto que le atribuyen a Gandhi al señalar que “creo en la palabra de Cristo, pero dudo de las acciones de muchos quienes se hacen llamar cristianos.
Debemos recuperar la fe en el prójimo a través de la acción fraterna y la ética; con moral y luces tal como Simón Rodríguez nos enseñó; debemos ubicarnos en el quiénes somos y en el que queremos ser; no caer en las malas tentaciones que nos desvían de esa prédica de amor y perdón a quienes nos ofenden. Es arriesgado, no es fácil porque para ello debemos desprendernos del miedo a lo desconocido, al egoísmo, la exclusión y la injusticia hacia el ser. Solo así podremos superarnos como personas y abrir las posibilidades para ser realmente felices, en conocimiento de que existimos producto del milagro de la creación; que venimos a la tierra a dejar un legado de paz y convivencia entre hermanos. Lo contrario será la lucha entre el ser interno y externo, contradiciendo las predicas de los profetas de cada una de las religiones que decimos seguir y profesar sin distingo alguno. Ah pero también como Cristo no permitir que los fariseos ofendan el templo sagrado, como hoy lo es para la mayoría del pueblo la Patria, suelo sagrado que no se debe  hoyarse, ni entregarse al fariseísmo.
Reitero, desechemos ideas que impulsen odios, exclusión, racismos, que solo producen miedo entre seres, blancos o negros; amarillos o cobrizos; apartándonos de la bella oportunidad de convertirnos en portadores de la acción angelical y mensajeros del amor y respeto a la vida.

Misión Barrio Adentro
Y si alguien puede testificar milagros somos quienes hemos sido beneficiados con la atención médica asistencial y especializada de la Misión Barrio Adentro; somos millones de venezolanos atendidos por la MBA en todas sus modalidades de atención: básica, terapias, centros de alta tecnología, Oftalmología y Odontología, así como otras especialidades que han salvado vidas y restablecido otras que no podían cancelar sumas millonarias, cobradas en la atención médica privada.
Nuestros ángeles han sido el ejercito de médicos, médicas y especialistas en salud, llegados de Cuba como enviados de Dios, para socorrer a quienes estaban marginados de una atención digna a pacientes y enfermos de nuestra población excluida, hasta la llegada de estos hermanos de la Antilla Mayor del Caribe, a quienes aún no le damos el tratamiento de gratitud como ángeles sanitarios, tal como correspondería ser.

El Niño no juega
Esta pugna que mantiene la oposición venezolana que sigue ausente o ciega del acontecer nacional, sigue dando palos a ciegas, lo que les hace negar todo lo que provenga del gobierno o del pueblo organizado en torno al Gran Polo Patriótico y ahora en el Congreso de la Patria; pues bien pareciera incomprensible que negaran las dificultades que nos ha deparado el “cambio climático”, resultado del maltrato que el sistema capitalista le ha hecho a nuestra madre tierra, que ahora reclama con estos dos fenómenos llamados El Niño y La Niña.
Seamos un poquito conscientes de estos fenómenos, que nos afecta tanto como la caída de los precios petroleros, o sea, a todos, pero absolutamente todos que nos veremos afectados; revisemos las tristes y desbastadoras noticias llegadas de países hermanos, donde estos fenómenos ya hicieron desastres de alta magnitud con muerte y desolador; así que el llamado es a bajarle dos a la agresión disociada, quienes ven que con estos males ellos ganan. Una verdadera lástima en nombre de todos, ojalá haya alguien que pueda hacerles volver a la cordura.