“Trabajamos en función de
reducir la tenencia de cotorras en cautiverio y de elevar la cantidad de
individuos en vida silvestre. Hace 30 años eran un poco más de 700 individuos
en vida silvestre. En el último censo logramos contar más de 2 mil cotorras en
libertad, una cifra alcanzada gracias al compromiso de las comunidades,
financistas, aliados y al equipo de Ecoguardianes”, dijo José Manuel Briceño,
subdirector para Nueva Esparta de esta ONG.
El Programa de Conservación
de la Cotorra Margariteña abarca áreas como la generación de conciencia
conservacionista a través de campañas de educación ambiental para la protección
y conservación de la especie, así como la incorporación de los Ecoguardianes,
la custodia de dormideros y la restauración ecológica del bosque seco, entre
otras acciones.
Briceño reconoció el
importante aporte de los Ecoguardianes en el establecimiento de este nuevo
récord de volantones por cuarto año consecutivo, gracias “al tiempo y esfuerzo”
que estos voluntarios dedican a “la protección, vigilancia, cuidados y atención
del hábitat integral” del ave regional de Nueva Esparta.
Provita registró 126
volantones en 2018, cifra que se elevó a 140 nuevos ejemplares tanto en 2019
como en 2020. Es la primera vez desde que el Programa existe que se supera la
cantidad de 200 pichones en un solo año.
Briceño señaló que los
récords registrados en 2020 y 2021 han sido posibles a pesar de las
limitaciones de movilidad a causa de la Covid-19. Los Ecoguardianes y el equipo
de Provita han implementado las medidas de bioseguridad pertinentes para seguir
adelante con actividades como la vigilancia de los nidos, que son clave para
evitar el saqueo de pichones.
Jesús Aranguren, biólogo e
integrante del equipo de Provita, explicó que este año se han incorporado
nuevas acciones a las tareas cotidianas como la implementación de cámaras
trampa.
“Gracias a ello hemos podido
monitorear de cerca todo el proceso de reproducción del psitácido, pero al
mismo tiempo estamos colocando otras cámaras para registrar información
importante de otras especies como el venado o el cunaguaro”, precisó.
Aranguren dijo que estos
instrumentos permiten evaluar indicadores como tiempo de alimentación de los
pichones, tipo de atención e incluso se registran las vocalizaciones de las
aves, pues las cámaras también recogen los sonidos del ambiente donde están
instaladas.
Apoyo de aliados
“Estos números nos llenan de
alegría y deben repercutir en la población margariteña como un compromiso a
seguir elevando esa cifra, pues nuestra ave regional todavía está amenazada y
los esfuerzos de cada uno de nosotros son importantes para garantizar su
permanencia en vida silvestre”, señaló Briceño.
Por ello, invitó a la
colectividad a festejar que el trabajo realizado está dando los resultados
esperados.
Asimismo, Briceño destacó el
esfuerzo de los financistas del proyecto, quienes de manera sostenida apuestan
al crecimiento en vida silvestre de la cotorra margariteña, como es el caso de
World Land Trust, Whitley Fund for Nature y Van Tienhoven Foundation.
También resaltó el apoyo de
aliados como Daniel Ancieta de Hacienda Macanao, quien ha permitido que en su
propiedad se inicie la evaluación y seguimiento de nidos de la cotorra margariteña
de manera que se amplió el territorio de acción del programa.
Por último, Briceño
agradeció el compromiso de Juan Carlos Salazar, propietario de Arenera La Chica
y Hato San Francisco, lugar donde se lleva adelante el Programa de Conservación
de la Cotorra Margariteña desde hace 30 años.
Prensa Provita Nueva Esparta