Este viernes, el reconocido llamado 'médico de los pobres', el doctor José Gregorio Hernández Cisneros, se convertirá en el primer científico venezolano en ser beatificado y exaltado como santo de la iglesia católica.
La Conferencia Episcopal Venezolana
(CEV) realizará la ceremonia de beatificación en el campo abierto de la iglesia
del colegio La Salle, ubicado en las faldas del Parque Nacional Warairarepano.
El evento lo iba a presidir el secretario de Estado del Vaticano, Cardenal
Pietro Parolin, pero su viaje fue cancelado a última hora "por razones de
fuerza mayor", vinculadas a la pandemia. En su lugar estará el Nuncio
Apostólico en Caracas, Arzobispo Aldo Giordano.
Originalmente, el acto se iba a
realizar en uno de los estadios de la Universidad Central de Venezuela (UCV),
en Caracas, donde transcurrió gran parte de la vida de Hernández, quien será
Santo después de medio de haber considerado como 'El Venerable', título
otorgado en 1986 por el papa Juan Pablo II por su vocación para atender a las
personas necesitadas.
El día previo a la beatificación, el
Papa Francisco envió un mensaje a los venezolanos: "Sé con cuánta ilusión
esperaban desde hace muchos años el momento en que la Iglesia confirmase algo
que ustedes creían firmemente: que 'el médico del pueblo' está junto a Dios",
dijo en un video divulgado por El Vaticano.
Francisco definió a Hernández como
"un hombre amante de la sabiduría, de la investigación, de la ciencia, al
servicio de la salud y de la docencia. Es modelo de santidad comprometida con
la defensa de la vida, con los desafíos de la historia y particularmente como
paradigma de servicio al prójimo. Como un buen samaritano, sin excluir a nadie.
Es un hombre de servicio universal".
La imagen de José Gregorio no solo es
religiosa, sino que forma parte de la cultura popular. Se encuentra en murales,
grafitis, carteles, afiches, estampitas, camisetas, en las camas de enfermos y
tumbas de difuntos. El camino a su beatificación lo inició en 1949, el entonces
arzobispo de Caracas, monseñor Lucas Guillermo Castillo.
¿Cuándo comenzó el mito?
La historia santa de José Gregório
Hernández es atribuida por los feligreses desde el día de su muerte: el 29 de
junio de 1919. Esa fecha, el médico, que vivía en la parroquia caraqueña de La
Pastora, se dirigía a atender a una paciente y fue atropellado al cruzar la
calle.
Según los relatos, Hernández había
ofrecido su vida por el fin de la Primera Guerra Mundial, hecho que se concretó
con el tratado de paz firmado el día anterior a su muerte.
Su velorio se realizó al día
siguiente en la casa de sus hermanos. Fue tan masivo que tuvieron que trasladar
su féretro al paraninfo de la UCV, cargado por estudiantes y discípulos. Luego
fue enterrado en el Cementerio General del Sur, lugar donde estuvieron sus
restos hasta 1975.
Ese mismo año fueron exhumados, a
solicitud de El Vaticano, para resguardarlos. Desde entonces los restos
mortales de Hernández se mantienen en la Iglesia de La Candelaria, en Caracas,
lugar en el que volvieron a ser revisados en 2020 como parte del proceso de
beatificación.
¿Qué hizo en vida?
Nació el 26 de octubre de 1864 en
Isnotú, un pequeño pueblo del estado occidental Trujillo, en los andes
venezolanos. Sus padres fueron Benigno Hernández y Josefa Cisneros. Su madre
hacía labores del hogar y su padre tenía un almacén de mercancías secas,
víveres y farmacia.
José Gregorio quiso ser abogado, pero
su padre le sugirió tomar la medicina como profesión. En 1878, con apenas 13
años de edad, fue enviado a Caracas para terminar la preparatoria y estudiar
filosofía.
Luego entró a la UCV con 17 años. Al
graduarse, en 1888, fue reconocido como el estudiante más destacado de
Medicina. Además, se convirtió en políglota: hablaba inglés, francés,
portugués, alemán, italiano y latín. Llegó a tener conocimientos de hebreo, le
interesaba la música, la filosofía y la teología.
Regresó a su natal Isnotú, porque
decía que debía atender a la gente más necesitada. Allí instaló un consultorio
popular y priorizó sus servicios a personas sin recursos. Le preocupaban las
distintas afecciones de la época, sobre todo el paludismo y la tuberculosis,
enfermedad que él mismo sufrió al punto de recibir los santos óleos.
En 1889 viajó a Francia y Alemania a
profundizar sus conocimientos. Fue enviado por el entonces presidente Juan
Pablo Rojas Paúl (1888-1890) para contribuir a la modernización de la medicina
local. Retornó en 1891 y se inició como docente al abrir las nuevas cátedras de
Histología Normal y Patológica, Fisiología Experimental y Bacteriología en la
UCV.
La cátedra de Bacteriología fue la
primera en América. También fue el primero en Venezuela en publicar un trabajo
en esa área: Elementos de Bacteriología, en 1906. Luego fundó el Laboratorio de
Fisiología Experimental de Caracas e importó el microscopio, elemento vital
para revolucionar la medicina venezolana.
Hernández también realizó otros
aportes relevantes para la ciencia y la academia, por ello lo consideran
impulsor de la docencia científica y pedagógica en Venezuela. En 1917, viajó a
Nueva York y Madrid para realizar nuevos estudios y un año después regresó a
Caracas. Allí enfrentó la pandemia de influenza por el virus H1N1, conocida
también como 'la gripe española.
Polémicas para su beatificación
Las historias sobre sus milagros no
se limita al catolicismo venezolano, sino que se extiende a otros cultos religiosos
y pueblos latinoamericanos.
Su imagen más conocida es la de un
hombre blanco de bigotes, que lleva un traje de vestir con corbata y un
sombrero negro. La estatuilla está común en millones de hogares, altares e
iglesias.
Su poder curativo o intercesión
divina ha sido centro de polémicas entre factores de la iglesia, la cultura
popular y la santería, debido a que su imagen ha sido tomada para la ejecución
de rituales no católicos.
Las prácticas no católicas y la falta
de documentación verificable sobre sus milagros, enlodaron por décadas su
beatificación, proceso que se reactivó en 2013, cuando se presentó la propuesta
formal en una plenaria de cardenales en Roma.
Ahí se entregaron los documentos de
dos supuestos casos milagrosos (fechados en 1986 y en 2009), junto a más de
2.100 testimonios a favor del "Siervo de Dios", como también se le
conoce. El propio presidente venezolano, Nicolás Maduro, se reunió con el Papa
Francisco y le entregó una estatuilla.
Ninguno de estos casos pasaron las
evaluaciones de Roma. Sin embargo, en 2017 habría ocurrido el milagro que selló
su beatificación: el de Yaxury Solórzano, una niña que a los 10 años de edad
fue víctima de un asalto a mano armada junto a su padre. La pequeña recibió un
disparo en la cabeza que le provocó pérdida de masa encefálica.
Los médicos advertían que si Yaxury
lograba sobrevivir, sufriría una discapacidad severa. Su madre aseguró que
había pedido la intercesión de José Gregorio y 4 días después de ser
intervenida, la niña comenzó a reaccionar y a los 20 días estaba completamente
sana y sin secuelas.
Entre enero y junio de 2020, se
oficiaron los procesos respectivos que finalmente habrían atribuido a Hernández
la salvación de la vida de Yaxury.
Con la beatificación, José Gregorio
se une a otras tres mujeres venezolanas santificadas: María de San José,
Candelaria de San José y Carmen Rendiles.
La celebración de su día, como oficializó el Para Francisco, se efectuará cada 26 de octubre, fecha que coincide con su natalicio y la tradición venezolana.
Vía RT
Orlando Rangel Y.
Un obispo sostiene una foto de José
Gregorio en Caracas, Venezuela, el 19 de junio de 2020
Manaure Quintero / Reuters
Iglesia Nuestra Señora de la
Candelaria, en Caracas, Venezuela, el 27 de abril de 2021
Orlando Rangel Y. / RT
En la iglesia de La Candelaria se
guardan los restos mortales de José Gregorio Hernández
Federico Parra / AFP
Pancarta del Santo colgada en la
fachada de una casa en Caracas, Venezuela, el 27 de abril de 2021
Orlando Rangel Y. / RT