Henry Hernández Armas
Si hay alguien es preocupado y ocupado por el devenir del bienestar de nuestras islas, Margarita, Coche y la misma Cubagua es el gobernador Carlos Mata Figueroa, quien desde antes de asumir la gobernación de Nueva Esparta, como ministro de la Defensa, abordó de manera integral la recuperación de ciudades y pueblos del estado, desbastados por la vaguada que azotó la región en diciembre de 2010. Hoy como una muestra palpable tenemos como ejemplo la ciudad de Juan Griego remozada con parques; avenidas iluminadas; viviendas por miles; planta de tratamiento para las aguas servidas; decenas de familias con casas dignas, entregadas por la Gran Misión Vivienda Venezuela a todos quienes perdieron las suyas y dejaran la condición de damnificados, figura que en ese pasado oprobioso de la cuarta Republica solo les daba colchonetas y planchas de zinc para iniciar una nueva vida en condiciones de miseria.
Mata Figueroa, margariteño hasta los tuétanos forjó con grandes sacrificios una carrera profesional en la Fuerza Armas, logrando gracias a su capacidad y entereza, un sitial que pocos venezolanos alcanzan en sus respectivos ámbitos profesionales; este hombre del Portachuelo Pa´bajo pasó a la historia como General en Jefe de los ejércitos bolivarianos, honor de pocos y hoy asume la difícil tarea de conducir el desarrollo de las islas en medio de grandes dificultades como gobernador. Una tarea que no rehúye, ni le aminala. Él es el producto de ese sueño del gigante Chávez, la materialización de la unidad cívico militar, que hoy la palpamos como algo normal, tal como lo indicaba el Che Guevara cuando destacaba que, vamos bien cuando los hechos revolucionarios se hacen cotidianos.
Sus logros en tiempo de crisis tiene en su haber la recuperación de pueblos y ciudades, tal como reseñamos anteriormente, pero además podemos mencionar el rescate de ese elefante dormido que fue el Canódromo, hoy convertido en una flamante Ciudad Deportiva en pleno crecimiento; igualmente el haber cerrado la pesadilla de El Piache como vertedero de residuos sólidos y de un entorno humano marginado y olvidado. Hoy, y gracias al interés de este hombre, Nueva Esparta goza de la más moderna tecnología para la recolección, transporte, tratamiento ecológico y disposición final adecuada para su biodegradación con bajo impacto ambiental. Igualmente aborda el pésimo servicio del transporte.