miércoles, 11 de mayo de 2016

Opinión: Verdades que incomodan

Geógrafo Joselino Serrano

Son muchas las realidades que queremos esconder a cualquier costo, no reconocemos que quienes te observan, a través de tus actos caracterizan un tipo de reconocimiento que se mueve entre lo bueno y lo malo. La autoridad, el liderazgo, la amistad, la hermandad, entre otras bondades humanas no se puede pretender decretarla en las personas. La creencia que la gente puede tener para con uno, no se construye en laboratorio ni mucho menos tiene una ponderación financiera, para determinar si es real o sincera. Si haces las cosas bien el universo conspirará  junto a ti para que goces y te enalteces en el bien, pero si fuiste capaz de manipular una oportunidad para hacerte glorificado por almas de buen corazón, no puede ver gloria que arrope o cobije esa especie de felicidad que tú necesitas para vivir.

Nos cuesta ante la vida, aceptar nuestras equivocaciones y somos capaz de tildar de enemigos a quienes de corazón buscan llamar la atención en tu mirada para decirte qué cosas, cómo y por qué no estás haciendo asertivo; a esas personas que te quieren de corazón se acostumbra a dejar de lado, pero no olvide que lo más seguro es que estarán,  adelante en tu camino con la misma disposición de ayudarte, mientras que aquellos que te juraron lealtad se reirán por tu estado o desviaran sus miradas para desconocerte como jefe, líder, amigo o hermano. Son muchas, casi que a diario suceden estas cosas, muchas de ellas documentadas en literaturas como best seller, novelas etc., pero nos hacemos los locos hasta que nos suceden.
La vida es multisituacional, en ellas se escurren zorros y camaleones dispuesto actuar en la búsqueda de un chance para hacerte sentir grande. Esta actuación es realizada por un coach, capaz de estudiar su presa con detenimiento, premeditación y alevosía, haciéndole una radiografía holística identificando cómo, dónde, cuándo iniciar sus tácticas que derivan de una estrategias para alcanzar sus metas de bienestar y comodidad. Nadie da nada a cambio de nada, los gritos y manifestaciones de solidaridad se deben a una retribución. En este sentido se debe andar con cautela, vigilante de quienes se acercan y no pensar que somos la perfección echa carne, como a veces no quieren hacer ver, nada cuesta reconocer la verdad aunque esta sea incómoda.

joselino.serrano@gmail.com