Geógrafo:
Joselino Serrano
Siempre
hay un mañana que va acompañado de optimismo y deseos con cargas de buenas
vibras, no debemos sucumbir antes las adversidades pues aunque las denigramos
en la mayoría de los casos, son estas las mejores lecciones que nos da la vida
y aprendemos de ellas. Incurrimos en el error de idealizar a la gente y
situaciones particulares en nuestro día a día, movidos por la emoción que suele
ser relativa y responden a situaciones del momento. Las emociones son engañosas
y a veces direccionan nuestros destinos hacia pequeños o grandes fracasos, es
importante mantener la fe en lo que creemos y nuestra capacidad para
desarrollar nuestras ideas.
Abandonar
la lucha no puede convertirse en una acción por parte nuestra, recordemos que
un árbol está constituido por raíces, tronco, ramas y hojas; el tronco viene a
representar nuestro marcos de referencia ideológica, pero los otros tres
elementos que mencionamos, no son más que los valores, la ética y moral de
dicha referencia ideológica y pueden ser sólidos para mantener al tronco en pie
o pueden ser débil ocasionando debilidad o enfermedad al árbol. Cuando a
alguien se le ocurre soñar, diseñar, dibujar un nuevo modelo o paradigma,
sucede que se inicia una progresiva comunión e identificación con quien lo
propone. Es a partir de este momento donde comienza la rivalidad por efectos de
los intereses de unos con respecto a otros.
Zarpar
el barco con una tripulación que en el tiempo suele ser engañosa, que pone en
riesgo el rumbo real que se debe llevar el barco a puerto seguro. Ingeniosos
tripulantes orquestan planes y actividades de saboteos continuos que desvanece
la credibilidad y la confianza de los creyentes en la bitácora establecida por
el autor del modelo o paradigma. Al mejor estilo del Ave Fénix se asoma un
elemento de singular importancia conocido como la reserva moral convirtiéndose
en un eslabón sólido, fuerte e irrompible, capaz de soportar los avatares de
destrucción que se tejen alrededor de la idea, que no permite su exterminio
total, negando a que maten la idea y soportando una escala de críticas
impregnadas de algunas verdades e injurias mal sanas.
Sobrevivir a todos estos hechos es de valientes.
Negarse a continuar luchando cediendo el terreno a los que adversaron tu pensar
es de cobardes. En este sentido se debe seguir dando la pelea generando una
especie de purificación del entorno, echando para un lado todo lo malo y
teniendo como punto de arranque todas las ideas, obras, iniciativas,
actividades, entre otras, que fueron capaces de posicionar el modelo o
paradigma en la gente, que de seguro
siguen apostando a esa ruta y acompañarán a sus líderes en la medida que estos
se despojen de las raíces, ramas y hojas que afean y destruyen nuestro árbol
revolucionario.