La gobernación del estado de São Paulo (Brasil) confirmó este martes 30 de noviembre los primeros dos casos de COVID-19 ocasionados por la variante ómicron, detectada en Sudáfrica la semana pasada.
Según detallan medios locales, se
trata de un viajero que arribó al aeropuerto internacional de Guarulhos el
pasado 23 de noviembre desde el país austral con una prueba negativa y de su
esposa, a la que habría contagiado.
Las autoridades pudieron detectar la
infección porque la pareja planeaba volar de regreso a Sudáfrica y se realizó
otra prueba, que dio positiva, tras lo cual los sanitarios decidieron enviar
las muestras a instituciones especializadas para que le realizaran análisis
adicionales, que confirmaron que se trataba de una infección causada por la
recientemente identificada variante ómicron.
La prensa brasileña explica que se
informó al Centro de Información Estratégica de Vigilancia en Salud (Cievs) en
São Paulo sobre el resultado positivo y el Laboratorio Albert Einstein se
encargó de realizar la secuenciación genética que identificó la presencia de la
variante ómicron, lo que posteriormente fue refrendado por otro laboratorio.
De acuerdo con la Agencia Nacional de
Vigilancia Sanitaria de Brasil (Anvisa), se informó al Ministerio de Salud, a
las secretarías de Salud y a la municipalidad del estado de São Paulo para que
se adopten las medidas contempladas en los protocolos sanitarios, que incluyen
el monitoreo de casos y restricciones de viaje.
En particular, se estableció que los
brasileños que viajen o transiten por los territorios de Sudáfrica, Botswana,
Essuatini, Lesoto, Namibia y Zimbabwe durante los 14 días previos a su regreso
a Brasil, deberán guardar cuarentena en su ciudad de destino durante los 14
días posteriores a su arribo.
Según Angelique Coetzee, la médica
sudafricana que identificó los primeros casos de COVID-19 producidos por la
variante ómicron, los pacientes que la padecen suelen tener «síntomas muy, muy
leves», entre los que se cuentan dolor de cabeza, dolor corporal, cansancio y
picazón en la garganta.
A Coetzee le llamó la atención que
estas personas, en lugar de presentar tos, dolor de garganta, fiebre o pérdida
del olfato y el gusto, tuvieran esos síntomas atípicos y fue esa rareza la que
permitió la identificación de la nueva variación, calificada por la
Organización Mundial de la Salud como de preocupación.